BELO HORIZONTE
Desde diciembre de 1985 estamos en Belo Horizonte, una de las ciudades más pobladas de Brasil, con más de dos millones y medio de habitantes. Se nos confió la parroquia de San Sebastian, una de las 300 de la ciudad, en los suburbios del sur. Dividimos el área, habitada por unas 25.000 personas, en cuatro zonas, cada una con un lugar de encuentro:
- São Sebastião: (San Sebastián) la iglesia “madre” se encuentra allí, en una posición central.
- Mãe dos Pobres (Madre de los Pobres).
- Nossa Senhora de Fátima (Nuestra Señora de Fátima).
- Santa Luzia (Santa Lucía): a la espera de que se construya la iglesia, los lugareños se reúnen desde hace años en la casa de una familia.
Hasta 2019, la parroquia estaba dividida en 12 zonas pastorales. En ese año, entregamos cuatro de ellos a la diócesis, para crear una nueva parroquia. Esto fue posible gracias a la formación de líderes laicos en un estilo de comunión misionera.
En la actualidad, nuestra parroquia tiene una población de unos 33.000 habitantes y, tras la creación de un nuevo sector pastoral, está dividida en 9 zonas, cada una de las cuales cuenta con una iglesia que sirve de lugar de reunión y liturgia.
SAN PABLO
En 1996 La Comunidad Misionera de Villaregia llegó a la Diócesis de Campo Limpo, en Sao Paulo, y el 1 de junio, el entonces Obispo de la Diócesis, Monseñor Emilio Pignoli, erigió la Parroquia de la Santísima Trinidad, confiándola al cuidado pastoral de los misioneros.
La parroquia abarcaba varios municipios e inicialmente tenía una población de unos 30.000 habitantes, compuesta principalmente por inmigrantes de otras partes del país. En 1997, a petición del obispo, se redefinieron los límites territoriales de la parroquia y la población encomendada aumentó a unos 40.000 habitantes
LOS PRIMEROS PASOS EN LAS PARROQUIAS
A lo largo de los años, hemos llevado a cabo varias misiones parroquiales con el objetivo de visitar a todas las familias de la zona y hacerlas partícipes de una experiencia de comunidad que camina según la Palabra de Dios y experimenta la fraternidad y el amor mutuo.
Desde los primeros años se percibió la importancia de desarrollar un proyecto pastoral que favoreciera el camino de fe de las personas, el impulso evangelizador, la experiencia de unidad y comunión fraterna entre los feligreses y las diversas realidades presentes, y el compromiso social con los pobres y los marginados.
Andreia Lucienne, residente de la parroquia en Belo Horizonte y ahora misionera, dice:
“En todos estos años nos ha guiado en nuestro servicio pastoral al pueblo por el ideal de la iglesia como comunidad de comunión y evangelización que surgió del Concilio Vaticano II. El ideal que nos guía para que, cada vez más, la parroquia sea una familia misionera, una comunidad de comunidades donde los laicos sean protagonistas asumiendo múltiples ministerios”.
Después de tantos años de camino juntos, los frutos son numerosos y nos sentimos constantemente evangelizados por la gente de muchas maneras.
“Doy gracias a Dios por todos estos años de historia marcados por muchas batallas, conquistas y caídas sufridas. ¡Lo que queda es el amor que se ha sembrado y que ha crecido dando mucha vida! La vida de la Comunidad de Villaregia, que es una familia, de todos sus miembros, la vida de nuestras capillas… ¡Qué hermosa es la vida que nace y que crece!”. Jorginho, parroquiano de San Pablo.
