Nuestra misión se encuentra en el este de la Ciudad de México, a unos 30 km del centro. De hecho, aunque es una zona periférica, experimenta las mismas condiciones sociales y económicas que la capital.
En nuestra casa acogemos a las jóvenes vocaciones locales para los primeros años de inserción, que luego completan en la Comunidad de Lima, Perú, o en Italia. La presencia de jóvenes mexicanos es de gran ayuda en el constante e interminable proceso de asimilación a la cultura local.
Llevamos a cabo actividades de formación humana cristiana y misionera dirigidas a todas las categorías de personas. En particular, seguimos el camino y la formación del GimVI y realizamos fines de semana de evangelización para jóvenes y adultos.
También acogemos a grupos parroquiales o pertenecientes a asociaciones y movimientos que deseen vivir uno o varios días de convivencia y espiritualidad.
Los voluntarios pueden colaborar en las siguientes actividades:
- Visitar a las familias pobres
- Actividades de promoción humana iniciadas por la Comunidad
- Conocimiento de la cultura mexicana (encuentros y visitas guiadas en la ciudad y alrededores)
- La vida pastoral tiene importantes citas semanales en las distintas capillas y zonas de misión. Los voluntarios podrán participar en ellas, acompañando a los misioneros que participan en las distintas actividades. Será una oportunidad para experimentar de primera mano la fe sencilla de la gente, su amor por Dios y su confianza en su Providencia. Podrás tocar la espontaneidad de estas personas y su vivo sentido de la liturgia expresado a través del canto, la danza, la alegría de la fraternidad, el compartir
- Participación en actividades misioneras (en nuestra parroquia y en otros estados de México): reuniones, talleres y trabajos de servicio.
Experiencia de vida comunitaria y de oración
Quienes llegan a vivir una experiencia misionera con nosotros pasan a formar parte de una familia formada por misioneros y familias que desean poner en práctica el Evangelio. Los recién llegados son acogidos como hermanos y se insertan inmediatamente en nuestros ritmos y actividades. En particular, la Comunidad vive su servicio, alternando las actividades diarias con momentos de oración, de compartir y de escucha de la Palabra de Dios. La celebración diaria es el evento más importante de nuestro día, en el que los voluntarios pueden participar activamente.