Agostino y Maria Grazia, esposos misioneros de la comunidad de Villaregia, nos comparten sus sentimientos al finalizar su experiencia misionera en tierras mexicanas, junto a ellos damos gracias al Señor que nos permite experimentar la fraternidad, aún si tenemos idiomas, costumbres y tradiciones diferentes…
El 13 de enero llegamos con los corazones llenos de alegría y entusiasmo a la comunidad de Texcoco en México.
Desde el primer día nos sumergimos en la vida de la comunidad y en la realidad de este maravilloso pueblo. Damos gracias al Señor por los 3 meses y medio vividos con estos hermanos. Una experiencia de Dios, días vividos plenamente.
Queremos recordar la misión que vivimos en Oaxaca. Además de los encuentros realizados, nos asombramos de la belleza de la naturaleza, nos sumergimos en el “bosque” donde todo hablaba de Dios. A pesar de nuestra dificultad para comunicarnos, nos sentimos como en casa. Una señora, entendiendo la diferencia cultural en la forma de comer, se ofreció a prepararnos el desayuno al estilo italiano.
A todos agradecemos porque todos dieron lo mejor de sí para hacernos vivir una experiencia única con nuestros hermanos mexicanos.
Llevaremos en nuestros corazones los encuentros realizados y las relaciones construidas, sobre todo la acogida recibida. Nunca olvidaremos todas las fiestas vividas junto con las familias y en las capillas de la parroquia.
La distancia no nos hará olvidar a nadie porque la oración actuará como un puente que nos mantendrá unidos.
Volvemos a Italia más ricos en emociones y relaciones, y con un gran deseo de regresar.
Muchas gracias y hasta pronto.
Maria Grazia y Agostino
