Portada » Etiopía | Un viaje de esperanza en East Bale

Etiopía | Un viaje de esperanza en East Bale

En East Bale, Etiopía, llevamos esperanza y desarrollo donde la pobreza y el aislamiento marcan la vida diaria. Con formación, cercanía y pequeños gestos, construimos fraternidad y futuro.

Queridos amigos,

Con el corazón lleno de gratitud y asombro, queremos compartir con ustedes un capítulo especial de nuestra misión en Etiopía, en concreto en la región de East Bale, una tierra tan bella como frágil, ubicada a unas 6-7 horas por carretera de Robe, donde se encuentra nuestra comunidad misionera.

East Bale forma parte de la Prefectura Apostólica de Robe, una extensa zona pastoral donde la Comunidad Misionera de Villaregia está presente. En esta área, marcada en color amarillo claro en nuestros mapas, llevamos la luz del Evangelio y trabajamos por el desarrollo humano y espiritual de sus habitantes.

Nuestro primer contacto con esta región surgió al ver llegar a muchas personas desplazadas a Robe, huyendo de una prolongada sequía. Decidimos acercarnos para entender mejor su realidad, y lo que encontramos nos marcó profundamente: pobreza extrema, escaso acceso a bienes esenciales, caminos casi intransitables y un aislamiento que golpea con fuerza, sobre todo, a los más vulnerables.

Aunque la presencia católica es mínima, la acogida fue sorprendentemente fraterna desde el primer encuentro. En una zona de mayoría musulmana, comenzamos a tejer lazos de amistad, ofreciendo ayuda concreta, pero sobre todo una cercanía hecha de escucha, respeto y amor.

Desde 2023, visitamos regularmente los pueblos de East Bale, llevando alimentos y productos básicos para aliviar los efectos de la carestía. Lo que parecía un pequeño gesto, generó grandes frutos: los líderes locales y las familias nos recibieron con simpatía, y sentimos claramente que ese era el camino: el de la fraternidad y la presencia comprometida.

Con el tiempo, el compromiso fue creciendo. El Departamento de la Mujer y el Niño de la provincia nos pidió ayuda para abordar prácticas tradicionales muy dañinas: la mutilación genital femenina, que afecta al 90% de las niñas, y los matrimonios precoces, presentes en el 60% de los casos.

Junto a expertos locales, creamos un itinerario formativo en lengua oromo, primero para líderes comunitarios y luego también para jóvenes estudiantes. Desde una perspectiva cultural y religiosa, demostramos que estas prácticas no están justificadas por el Corán, abriendo caminos de cambio respetuoso y consciente.

En poco tiempo, logramos realizar 4 cursos en escuelas secundarias (2 en Gololcha y 2 en Laga Hidha) y 7 formaciones para responsables administrativos (3 en Seweyna, 2 en Laga Hidha y 2 en Dawe Sarar), incluyendo encuentros con líderes de varios pueblos.

A medida que nuestras formaciones se expandían, otras provincias comenzaron a llamarnos. Con cada nueva solicitud, mejoramos los materiales y acompañamos las visitas con gestos solidarios: alimentos, kits de higiene para mujeres, cuadernos para los niños.

Uno de los momentos más intensos fue nuestra visita a la provincia de Dawe Sarar, donde ni las ONG ni las autoridades llegan con facilidad. Allí, nos vinculamos con tres pueblos, ofreciendo formación y compartiendo la vida cotidiana. En Hantutu, por ejemplo, dormimos dos días en el lugar, acogidos con calidez y hospitalidad: una experiencia que nos marcó profundamente y nos permitió comprender más a fondo la complejidad de la vida local.

Hoy, nuevos pueblos nos piden apoyo: once comunidades más, muchas de ellas ubicadas a orillas del río, aún muy afectadas por prácticas dañinas. Algunos ya han expresado su deseo de emprender caminos de cambio; otros nos piden continuar con la formación y ofrecer apoyo a las mujeres en sus pequeñas iniciativas de subsistencia.

Actualmente trabajamos en tres grandes áreas rurales del sudeste de Etiopía. Las dificultades son muchas: largas distancias, caminos difíciles, idiomas diversos y recursos limitados. Pero volvemos de cada misión con el corazón lleno de rostros, sonrisas y un deseo aún mayor de seguir construyendo fraternidad y esperanza.

Hoy podemos estar presentes en estas zonas remotas gracias a su apoyo y su amistad. Les invitamos a seguir caminando con nosotros: recen, colaboren, difundan esta misión.

East Bale es un lugar que toca el corazón. A nosotros ya nos ha fascinado… y queremos que ustedes también puedan sentir su belleza.

Teresa Zullo y la Comunidad de Robe

Contenido Sugerido